lunes, 28 de octubre de 2013

El 75% de los reos no poseen sentencia ejecutoriada

Al ingresar al penal de Morros Blancos se ve a personas caminando por la pequeña placita de la cárcel, otras están sentadas y con una mirada perdida, tal vez con una sola palabra en su pensamiento ¡Libertad!, pero este deseo se vuelve más fuerte cuando una vez más la violencia se apodera de este lugar, y es que el número de reos sin sentencia ejecutoriada ha hecho que el hacinamiento sea un motivo de desesperación y agonía. 
Una celda de morros blancos
 
En la parte izquierda de las rejas que separan la Gobernación del penal y el ingreso principal a un mundo frío, violento y con personas encerradas en su propia realidad, se encuentra la celda de Daniel (nombre ficticio) un joven delgado, de tez blanca y cabellos negros, quien con una mirada triste nos relata la historia por la cual se encuentra privado de libertad.

Cuenta que era martes de challa y al igual que muchos festejaba el cierre del Carnaval, sin imaginar lo que ese día sucedería y marcaría para siempre su vida, tiene 19 años y hace dos se encuentra en este recinto penitenciario por el delito de homicidio sin un final para su proceso judicial.

Relata que ese día junto a sus primos y tíos realizaba un festejo común en su domicilio, y después de un momento de diversión llamó para invitar a algunos amigos y amigas para que vayan a su casa a divertirse un rato y compartir en grupo. Efectuó llamadas para citarlos y entre ellos a una amiga que resultó asesinada ese martes, y el culpable para la justicia fue Daniel.

En su celda se puede observar un catre, una frazada, y una ventana de 30 x 40 cm que da a la cancha del penal, entre palabras entrecortadas con una lágrima que cae por sus mejillas, nos dice que solo pide justicia y libertad.

Casos como éste son numerosos al interior de la cárcel, algunos reos están acusados por delitos menores otros por casos más fuertes, pero casi en su totalidad se encuentra con detención preventiva. 

 
Un sondeo realizado a 28 reos de Morros Blancos dio como resultado que 21 de ellos no tienen una sentencia ejecutoriada y sólo 7 la poseen. De la misma forma datos generales reflejan que el 84% de los presos de todo el penal no tienen un final para su proceso judicial.

Entre las preguntas del sondeo estaba también, si poseían una sentencia ejecutoriada, cuánto tiempo se encontraban privados de libertad, por qué supuesto delito, y si creían que la justicia tardaba demasiado en atender sus casos.

Donde las respuestas se jerarquizaron de la siguiente manera: el homicidio ocupa el primer lugar, en segundo está el robo agravado, en tercero la tentativa de violación, en cuarto está el abuso deshonesto y en quinto el hurto y estupro. 
 
lavanderia de morros blancos
El 75% de este sondeo, los reos con detención preventiva se encuentran tres años en Morros Blancos esperando su sentencia, uno de los entrevistados incluso está cuatro años, la variación de tiempo va desde semanas, mese y hasta los cuatro años.

En una entrevista realizada al gobernador de la cárcel, Carlos Andrés Salazar Solario, dice que el principal problema para que no se acelere el tratamiento en los casos de los reos que no poseen una sentencia ejecutoriada es la escasez de jueces y fiscales. 
 
Sin embargo, el problema no queda ahí, la ausencia de sentencia ejecutoriada ha hecho que la violencia tome fuerza en el penal, tanto que desde noviembre de 2012 hasta la fecha se registraron 10 muertes violentas, una muerte por causa natural y alrededor de 20 a 25 riñas que dejaron a reos malheridos. 
 
Según Gladys Sandoval, representante del Defensor del Pueblo en Tarija, el principal problema para que suceda que una persona no posea sentencia ejecutoriada pasa por los abogados, memoriales y la suspensión de audiencias en los juzgados, también puede ser por la falta de jueces y la poca sensibilidad que existe con los juicios. “A los privados de libertad al final los mandan al penal y se olvidan de ellos hasta nueva fecha y no saben todo lo que pasa o les puede pasar a los reos en todo ese tiempo”, afirma. 
 
Daniel cuenta que la vida en el penal es muy dura, dice hay que aprender a cuidarse las espaldas, también las pertenencias “si en tu vida estás rodeada de personas que tal vez no cometieron ningún delito hay otras que si lo cometieron y sarcásticamente y orgullosos dicen que lo volverían hacer” relata.

Con una mirada triste y casi perdida, acostado en su cama, nos cuenta que el estar encerrado hace que cada día piense en cada instante de su vida, la vea como un video, repase punto por punto todo lo que hizo y valore todo lo que tiene afuera para recuperar el tiempo perdido. 
 
La vida aquí es demasiado triste y monótona desde despertarse a las seis, formar para el conteo de los reos, limpiar mi celda, salir a caminar un rato por la placita, escuchar música o ver televisión, recibir la visita de mis padres, almorzar, tomar té despedir las visitas, charlar tal vez con algún “FRIENDS” del penal , volver a formar para el conteo y a las ocho de la noche ingresar a las celdas para que te echen llave y dormir para despertar al día siguiente y volver a revivir la rutina del día anterior”, cuenta resignado.

Daniel afirma que estudiaba la carrera de derecho y siempre estaba metido en cualquier actividad de la universidad, tenía la vida como todo joven llena de actividades pero no la valoraba mucho, asegura que el ingresar al penal es irse a otro país, donde no sabes su cultura ni como son esas personas. 
 
Recuerda el primer día que lo trajeron al penal todos le dijeron “es fácil entrar pero es muy difícil salir”, ahora esa frase resuena en su mente sobre todo porque ya se encuentra hace dos años con detención preventiva en Morros Blancos y su caso se ha congelado, esto a pesar que el Código Penal establece una privación de libertad de máximo seis meses sin sentencia ejecutoriada y mientras dure la investigación. 
 
Entre las respuestas llamativas a la pregunta ¿USTED CREE QUE LA JUSTICIA TARDA DEMASIADO EN ATENDER SUS CASOS? ¿Por qué?
Es denigrante y vergonzoso”, “Sí, la justicia está a favor de los que tienen plata y a los pobres e inocentes los hunden más y los que cometen los delitos están libres y felices porque ellos pagan plata para callarlos”, “Si tarda ya arreglamos con la parte denunciante y no nos largan”, “Sí, porque la justicia siempre actúa en contra del derecho del ciudadano sin antes demostrar lo contrario”, “A la justicia les vale porque no saben lo que es estar PRESO”.






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